Un espacio para reflexionar y compartir experiencias en pos de las y los estudiantes; este fue el objetivo del encuentro que se realizó este martes 28 de octubre en el auditorio de Duoc UC, sede Puente Alto.
Este evento constituye un paso en el compromiso por impulsar la reflexión y fomentar el diálogo frente a los desafíos de nuestra comunidad educativa en el ámbito de la salud mental.
En esa línea, Chile atraviesa una grave crisis en salud mental infanto-adolescente: más del 60 % de los escolares presenta síntomas de depresión o ansiedad, cifra que supera ampliamente el promedio mundial.
En el marco del foro, las psicólogas representantes del programa Habilidades para la Vida (HPV), Macarena Díaz y Lavinia Rojas, realizaron una intervención en la cual compartieron una reflexión sobre la cultura de la salud mental. Asimismo, la coordinadora de HPV, Catherine Guerra, junto con representantes de los establecimientos educativos dependientes de la corporación, entregaron su punto de vista sobre los desafíos y sobre la mirada que poseen respecto de la relevancia de la salud mental.
Contener, escuchar y observar, son algunos de las recomendaciones. Estar presente de forma constante y confiable. La presencia de un adulto que se mantiene al lado de un adolescente genera seguridad — se ha constatado que uno de los factores más protectores para las y los jóvenes es “tener al menos una relación estable y comprometida con un adulto que lo apoye”.
La coordinadora del programa HPV, Catherine Guerra, dijo que su objetivo es prevenir y promocionar la salud mental en la comunidad educativa; por eso, esta actividad resultó positiva: “Creemos que es fundamental hablar de salud mental en las escuelas y liceos, especialmente en estos tiempos en que los estudiantes manifiestan señales de depresión, ansiedad y otras enfermedades de salud mental, las cuales no sólo afectan su aprendizaje, sino también su vida familiar y social.”
Con esta jornada se reafirma el sentido de comunidad y reconocemos que el camino no está libre de desafíos, pero lo importante es transitarlo juntos. La invitación es constante: mirarnos a nosotros mismos, abrir el corazón al otro, y en ese encuentro construir puentes de cuidado, respeto y solidaridad.
