Talleres acuáticos gratuitos que se realizaron en el mes de noviembre en el Balneario Municipal para las personas del CIMI, con el fin de darles acceso a experiencias recreativas en entornos naturales, enseñándoles a surfear y hacer stand up paddle.

Con el objetivo de garantizar su derecho al ocio, al deporte y a la participación comunitaria, nacieron los talleres acuáticos del Centro de Integración María Isabel (CIMI), en colaboración con la Fundación Mar de Sonrisas. Estos talleres entregaron nuevas herramientas para el bienestar integral, mediante un entorno seguro, recreativo y comunitario.

Los talleres se realizaron en varias etapas: primero, el 31 de julio se capacitaron los funcionarios del centro, entregando herramientas a los terapeutas para apoyar a los integrantes del CIMI en el agua; luego, los días 12 y 13 de noviembre participaron personas con discapacidad en la piscina; y finalmente, los días 26 y 27 nuevamente se realizaron sesiones en la piscina del Balneario Municipal. El propósito de todas estas acciones es que en diciembre puedan ir a la playa en La Boca de Concón.

La subdirectora del CIMI, Catalina Tobar, explicó que se trata de una iniciativa innovadora, “con el enfoque de brindar una experiencia deportiva adaptada que favorezca la autoconfianza, la autonomía y la conexión con el medio acuático”. Añadió que planean realizar el próximo año una nueva etapa en el “Pueblito Las Vizcachas”.

Asimismo, Tobar añadió: “Los integrantes de CIMI han practicado en los talleres acuáticos, y van a aplicar y desarrollar todo lo aprendido en aguas abiertas en el mar.”

Desde 2016, el Centro de Integración María Isabel ha entregado rehabilitación especializada y programas de desarrollo de autonomía personal, promoviendo la inclusión, la participación social y una mejor calidad de vida. Su equipo interdisciplinario incluye terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, kinesiólogos, técnicos en enfermería, asistentes de cuidado personal y trabajadora social, entre otros.

Respecto del rol que juega el CIMI en la vida de sus integrantes, Gerardo Riveros, de 36 años, quien nació con hidrocefalia afirmó: “Somos una familia, y tengo a mi mejor amigo Ricardo; gracias al CIMI conocí amigos y me siento parte de una familia. Ahora estoy participando de una terapia”.